Takayama: el japón rural de los Alpes Japoneses

Nuestro empezó temprano, algo habitual en Japón. De nuevo teníamos que ir a la estación Tokyo para coger el Shinkansen hasta Nagoya donde cambiaríamos a por un tren hasta Hida-Takayama. Con nuestro kit de almuerzo: Van Hauten Cocoa y bollito Japonés, pusimos rumbo. El viaje se hizo cortísimo hasta Nagoya, donde nos bajamos del tren pero olvidamos nuestro móvil, el cual continúo rumbo a Osaka. Menos mal que nos dimos cuenta esperando a que viniera el tren hacia Takayama. Kyke se fue rápidamente a hablar con algún empleado de la estación y después de 10 minutos de gestión, quedamos que lo recogeríamos al día siguiente en Osaka ya que al próximo día estaríamos allí… Así que con un móvil menos, y con el tren hacia Hida a punto de partir, nos subimos por los pelos y continuamos con el viaje. El paisaje iba cambiando constantemente, era muy bonito, algunas zonas de lagos, montañas, pueblos pequeños…  Este viaje sí que se nos hizo largo con los intentos de llamada al teléfono. En el tren había una excursión de tipo inmerso, a los cuales le daban su caja bento y su bebida soja para comer mientras estaban en el tren. ¡Que curiosos observar como comían su caja, que tradicional! Cuando íbamos a bajar a la estación, la guía de la excursión se intereso por nosotros y nos estuvo contando cosas de Takayama y alrededores.

Por fin un poco de fresco, no excesivo, pero comparado con los días en Tokyo que habíamos pasado, no estaba mal. Fuimos al hotel para dejar las maletas y a comer. Entramos a un bar típico de allí. La comida estaba buenísima, nos pedimos sushi y arroz con gambas tempura.Dimos una vuelta y fuimos a hacer el cheking de nuestro hotelazo: el Takayama Ouan. Fue nuestro único hotel en Japón que se salía del presupuesto, pero decidimos darnos un caprichito, y la verdad es que acertamos…! 
El ambiente era muy japonés,los empleados iban con kimonos, estaba lleno de orientales, el tatami, decoración tradicional… La habitación era muy grande y estaba dividido en 2 zonas, una de descanso con la cama y tele y otra de aseo-cocina muy básica. Nos encantó!

shinkasen
fabrica de Sake
takayama
adornos de la aldea
kakikori time
disfrutando en Takayama

Una vez escuadriñado el hotel, nos fuimos a dar una vuelta. Queríamos ir a la Aldea de Hida, pero ya era bastante tarde, y como en Japón todo lo cierran tan pronto, no nos arriesgamos a ir por si luego nos quedábamos sin ver nada. Cogimos el mapa, unos paraguas y nos fuimos a explorar el centro de Takayama. Súper bonito, pasamos un buen rato probando sake en las fábricas, complementos del pelo, comprando recuerdos para la familia, viendo el ambiente, las casas tradicionales… fue una gozada.

Teníamos pensado hacer alguna ruta que indicaba el Japan Guide por la zona de Higashiyama, pero se quedó en intento porque empezó a oscurecer... Asi, que todo lo que queriamos hacer se quedo en una visita tranquila por el centro de Takayama, asi que nos queda pendiente para el proximo viaje a japón dedicarle unos días a los Alpes Japoneses.

Nos compramos la cena, algo de fruta (DIOS, QUE CARA QUE ESTA)  y nos fuimos a disfrutar del Onsen privado. Había cola, unos cuantos japos, vestidos con la indumentaria que daban en el hotel. Mientras esperábamos contemplábamos las vistas de ciudad de noche desde el hotel (es el edificio más alto de Takayama o de los más altos y los onsen está en la última planta), bebiendo unos tipo “yogurt líquidos” que estaban riquísimos; pero nos esperaba lo mejor.
Nos tocó el turno, el onsen era una pasada. ¡Qué pena no haber hecho unas fotos! Dividido en una zona de vestuario con todo lo necesario y salías a la terraza, al aire libre, donde estaba el onsen. Primero nos lavamos sentados y nos metimos en el agua caliente mientras veíamos Takayama de noche! ¡De ensueño!

calles de Takayama
vistas de Takayama
perro de Takayama

Después de haber disfrutado del baño, y con curiosidad de entrar en el onsen público, nos bajamos a la habitación, cenamos viendo la tele japonesa (menudos anuncios ponen) e hicimos, como no, los payasos con la vestimenta del hotel. De ahí a la cama y otro día más por Japón.

Dormimos como lirones, madrugamos para recoger las cosas, bajarnos al desayuno ya que el tren salía temprano. El desayuno correcto, ya empezaba a echar de menos todo lo occidental, así que no pude resistirme almorzar algo occidental. En el restaurante, nos encontramos con una pareja también española, la cual también estaba encantada con el hotel, ellos ya volvían a Tokyo para volver a casa. Y ahí me di cuenta de ¡Qué suerte teníamos de disfrutar una semana más por Japon! 
Recogimos y a la estación, había caminito, y un móvil por recoger, estaría?

 

de nuevo vestidos con Yucatas