Nostalgia en Hiroshima y magia en Miyajima

El día empezó de nuevo pronto!
Con llamadas al teléfono, sabíamos que Álvaro y las japonesas se encontraban en Hiroshima después de un palizón de 7 horas en bus desde Osaka…Uff! Quedamos en el Cúpula Genbaku,, así que con tranquilidad almorzamos y nos dimos una vuelta por el hotel. El restaurante se encontraba en la última planta, así que entramos a preguntar a una japonesa si podíamos ver las vistas. La mujer, amablemente, nos llevó a un apartado privado y nos dejo contemplando las vistas… Espectacular!

hiroshima vistas desde el hotel del parque de la paz

Tras un rato, bambando por el hotel, nos fuimos al parque.

Allí, bajo el Genbaku Bomb nos reencontramos. Conocimos a las dos simpatiquísimas japonesas: Ayano-san y Izumi-san. Álvaro estuvo hablando con Ángela de que el lugar en el que estábamos despertaba en nosotros una sensación extraña, una especie de compasión/dolor que transmitía el lugar. Tras varios fotos y recorrer el Parque de la Paz, entramos al museo de la Paz.

Interesante, sobre todo como reflexión, del mundo en el que vivimos y las consecuencias de malas acciones… Desde allí, chispeando, nos fuimos caminando hacia el castillo de Hiroshima.

Por el camino, charlas de diferencias culturales, intentos de hablar en japonés y español, y muchas sonrisas! Mientras subimos al castillo,entramos en un santuario donde lÁngela leyó su fortuna y todo predecia que seria genial... haber si es verdad!! No entramos en el castillo, pero nos hicimos fotos y pusimos camino a buscar un sitio para comer.

parque de la paz
genbaku bomb
mis japonesas

Como al final Álvaro no necesito alojamiento para la noche anterior, pero se lo ofrecieron varios por CS, quedamos con un japonés muy simpático (cuyo nombre no recuerdo) en las calles comerciales de Hiroshima: Hondori Street. De allí, aconsejados por el japonés nos fuimos a comer a la especialidad Hiroshima Style Okonomiyaki, en un restaurante bastante famoso por lo que se veía ya que estaba repleto de firmas de celebridades japonesas… Las Okonomiyaki muy buenas, nos quedamos llenísimos.

castillo de hiroshima

Y después de una buena comida nos pusimos de camino hacia el puerto para coger el ferry a Miyajima. El japonés no pudo acompañarnos ya que tenía que trabajar, una pena porque era majísimo. Ya de camino, chorradas, risas, charlas y en un momento llegamos al embarcadero donde cogimos el ferry, Ayano, Izumi y Álvaro por una parte y nosotros por el JR, y en un momento nos reencontramos en el puerto de Miyajima.  Mientras navegábamos, la isla nos pareció mágica, entre la tormenta que rodeaba y algunos rayos de sol, aún la hacía más misteriosa...

 

Allí llegamos y nos juntamos de nuevo. Empezamos a recorrer la calle de camino al santuario. Era todo precioso, la luz del día, el color del cielo, ciervos... mucho más apacibles que en Nara, jugueteaban por la zona, los comercios súper lindos, un montón de artesanía, comida, (las ostras famosas),… estabamos encantados. Con la japonesas no parábamos de hacernos fotos con el Hello Kitty (lo adoran), y en las tiendas nos decían que habían cosas a buen precio, que nos quedaría muy bien el kimono… son todo amabilidad.

 

okonomiyakis de hiroshima
el gran torii
de camino a Miyajima
nuestros amigos shika
hello kitty
un ciervo de hiroshima simpatico

Llegamos y contemplamos la puesta del sol viendo la marea baja y el gran torii.

De allí, nos fuimos a entrar al santuario Itsukushima, pero solo quedaban cinco minutos para que cerraran, así que decidimos no entrar excepto las japonesas, que hicieron el recorrido exprés. Fue una pena llegar tan tarde a la isla, ya que intención era recorrerla bastante más afondo, subiendo al Monte Misen y yendo a los demás santuarios, pero no pude ser. Ya lo tenemos apuntado para la próxima vez que volvamos por Japón…
Recorrimos un poco más la zona de playa, en busca de cangrejos, ya que la gente estaba entusiasmada en buscarlos y nosotros nos apuntamos al plan!

el gran torii de Miyajima

De nuevo cogimos el ferry y pusimos rumbo al hotel, para pegarse una ducha y salir a cenar todos juntos. Nos separamos y fuimos a coger la línea JR. En el tren de camino a Hiroshima, una pareja joven japonesa, le llamamos la atención e inicio una conversación típica de turista extranjero. Llegamos a la estación y empezó a chispear, cogimos el tranvía. No se por qué, pero Hiroshima nos transmite sufrimiento, dolor... una sensación extraña, en cambio en Miyajima, nos daba muchísima energía, buen rollo, la hermosa isla sagrada.

 

Miyajima[1]

Una vez duchados, nos fuimos a la parada del tranvía que habíamos quedado y como llegábamos tarde, nos disculpamos por la tardanza, pero lo increíble, es que se nos disculpan ellas!!!! Álvaro nos contaba que no lo entiende, pero Japón es así, es muy difícil ser japonés ya que acarrean con todo.
Fuimos a un Izakaya, donde cenamos y bebimos súper baratos y genial, ya que las japonesas pedían típicos platos japoneses, como cartílago de noseque, pulpo con wasabi… no sé lo que comimos pero me gustó todo! Ahí comprobamos el aguante de los japoneses con el alcohol, ya que con dos copas, ya estaban rojos y comenzaban a cambiar la actitud, primero de subidón y luego bajón.
Queríamos salir, pero finalmente la discoteca que nos dijeron había que pagar y estábamos reventados, así que nos despedimos.

Mañana tocaba madrugón y a Kyoto!
De nuevo, impresionante el día, cada día son mejores!
Arigato Gosaimas Isumi-san, Ayano-san y Arcan-san! Heart