Bali: primera parte

Una vez que pisamos Bali, sabíamos que la isla no nos iba a defraudar!
Tuvimos algo de jaleo al salir del embarcadero con el tema de los taxis, (por lo que os recomiendo, pactarlo con el hotel que estéis alojados, ya que tienen los precios establecidos entre los taxistas), pero finalmente regateamos con uno y pudimos salir de allí con los vascos en busca de nuestros respectivos hoteles.

Bali la vamos a dividir en 2 zonas donde estuvimos alojados, 2 noches/3dias en la zona Norte y 4 noches alojados en Ubud.

La zona del norte

Llegamos a nuestro hotelazo, pequeño y paradisíaco. La verdad que quedamos encantados con la familia holandesa y con el hotel ya que era todo un paraíso. Básicamente estos días, nos dedicamos a relajarnos y recomponernos de la semana anterior en la selva con los orangutanes y la ruta de los volcanes. Paseamos por la orilla del mar viendo el atardecer, nos bañamos en la piscina, nos tumbamos en las peazos hamacas y comimos pescado fresquísimo que estaba delicioso.

atardecer en el norte de Bali
recien llegados a Bali!
bali relax time

 Tras un dia de relax al 100%, les comentamos a los amos de la casa de alquilar la moto para el dia siguiente, y asi, nos comunicamos con los vascos para ir a investigar un poco la zona norte.

buscando la playa perfecta

Nos pusimos en marcha, queriamos ir a hacer snorkel a Menjangan Island de porque habíamos leído que había muy buen snorkel, pero cuando llegamos hablamos con el que organiza las excursiones y nos dijo que debido a la marejada que había, no nos recomendaba ir ese dia.

Así que nada, precio caro y encima con pocas posibilidades de hacer el snorkel correcto, nos fuimos en busca de aventura por la costa norte. Nos metimos por caminales en busca de una playa que veíamos desde lo lejos realmente idílica, pero nuestro intento se quedo en eso…

Al final, tras meter la moto por lugares insospechados, llegamos a la orilla del mar y nos dimos un chapuzón. Ya era la hora de comer, asi que de nuevo, subidos a la moto fuimos en busca de un pueblo para comer.  Encontramos un lugar fantástico con un ambiente 100% balines, decoración y comida. 

ñaammmm

Después de la espectacular comida, volvimos a nuestros respectivos hoteles para así descansar y quedar con ellos a la cena en Lovina. Tras un relajante baño, nos arreglamos y de nuevo, con la moto limpia, gracias al personal del hotel, nos fuimos a Lovina. Era la primera vez que conducíamos la moto por la noche y encima era el día de la independencia de Indonesia, y eso significaba gente por la calle, jóvenes con sus motos con las banderas haciendo el loco, música a toda pastilla por la calle, la gente pitaba con los coches, gente celebrandolo por las calles… vamos, el mejor día para conducir. ¡Menos mal que íbamos con el gps, y Kike es un crack en eso de conducir! Llegamos al paseo de Lovina, aparcamos, y dando una vuelta fuimos en busca de los vascos, a los cuales los encontramos hablando con otros españoles.
Tras un poco de charloteo, fuimos a buscar un restaurante y encontramos una pizzería donde compartimos una buena cena. Quedamos en compartir el taxi al día siguiente para así bajarnos a Ubud.

De camino a Ubud

Recogimos maletas y recogimos a Martxi y Maider en su hotel. De camino hacia Ubud observamos las ciudades, los paisajes alucinantes, cascadas, lagos… y por supuesto, buen rollo riéndonos y charlando en la van. A una hora aproximadamente de Ubud, el taxista nos comentó si queríamos ir a ver una plantación donde cultivan café y otros frutos/especias que se utlizan en la vida diaria. Nos apetecía conocer y probar el famoso café Luwak, el más caro del mundo y no pudimos resistirnos a parar, estirar piernas y aprender cosas nuevas. (Kike no podía estar más contento, es súper cafetero!)

Tras la visita, muy divertida, nos pusimos rumbo a Ubud. El paisaje era muy verde, muchos campos de arroz y pudimos ver llegando procesiones de creyentes que llevaban sus ofrendas al templo.

tostando el café
creyentes de camino a una ceremonia

Por fin llegamos, y nos dejaron en nuestro hotel, bueno, en la recepción que está en la única calle donde cabe un coche.

Hicimos el check-in y dos chavales nos cogen las mochilas y nos invitan a subir en las motos. Nos subimos y por un caminal nos pusimos de camino al hotel, parece increíble que por esa senda haya tanta vida!!

En unos minutos llegamos y entramos en lo que consideramos nuestra casa de Ubud. Es una casita, junto a un arrozal donde toda la parte de abajo era nuestra, cocina exterior, enorme habitación con pétalos de flores formando un corazón y un baño semiexterior impresionante. El jardín era una pasada, con una piscina y cientos de plantas exóticas, creemos que esa imagen se nos va a borrar en la vida.

Tras tomarnos unos cocos de bienvenida, nos fuimos a investigar Ubud. Era la hora de comer, y en 15 minutos en pie estábamos en la calle principal tomando una buena comida. Exploramos el centro, tiendas y tiendas, cafeterías llenas de vegetación, templos, spas y muy buen ambiente.

 

nuestro hotel en Ubud
de camino a Ubud por puentes mágicos
cafeterias llenas de encanto